lunes, 21 de mayo de 2007

crecer, reproducirse, morir.



Al principio fue un comentario ingenioso, una idea al pasar, un frase suelta en la micro de aquellos días. El tiempo destruye algunas cosas y construye otras. Hoy abrimos la puerta de la casa, abrimos las ventanas para que circule el aire.
No nos interesa más que pagar los materiales de nuestros objetos y juntar algo para comprar nuevos. Hasta que la vida nos exija lo contrario, los precios serán todo lo bajo que se pueda. La felicidad consiste en hacer cosas por amor y eso ni Dios te lo paga.
Lo de pan rallado no lo voy a explicar porque es una talla nuestra, hecha de colores imposibles.
Aquí van nuestras ganas.